Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://apriloadw576071.theobloggers.com/45040072/crónica-del-incidente-zidane-materazzi